¿Qué?
¿Cómo?
¿Qué dices?
¿Qué somos?
¿Cómo?
¿Qué dices?
¿Qué somos?
¿Qué nos distingue?
¿Qué nos hace ser mejor? ¿Y peor?
¿Qué tenemos que no tengan otros?
¿Por qué tú y no yo? ¿Y al revés?
¿Especial por qué?
¿Y normal?
¿Qué aportas tú y qué yo?
¿Somos algo?
¿No somos nada?
¿Por qué nos comparan? ¿Y por qué sonríen cuando estamos?
¿Tan bien lo hacemos?
¿Qué me haces?
¿Qué te hago?
¿Conseguimos algo?
¿Perdemos o ganamos?
¿De verdad ríes? ¿Y yo?
¿Qué sientes?
¿Qué siento?
¿Pasa algo malo?
¿Qué está pasando?
¿Dónde estoy?
¿Quién soy?
¿Quién soy?
¿Qué?
¿Entiendes algo?
¿Quién soy?
¿Quién eres?
¿Qué somos?
¿Por qué no respondes?
2 comentarios:
Menos mal que esto es un poema, porque si llega a ser un interrogatorio fríes hasta al más duro de los presos de Guantánamo. :P (Normal que al final preguntes por qué no responde, si llegas a hablar con un Pentium III, aún está pensando la respuesta de la primera pregunta.)
Entre tanto cuestionar nuestras presuposiciones e intentar indagar en nuestras motivaciones y en cómo funciona todo realmente, ¿te has parado a pensar que quizá la mejor forma de obtener respuestas es callar tu mente inquisidora y dejar que continúe hablando tu corazón?
A veces las preguntas que nos parecen más cruciales y difíciles de responder son las que el corazón más claramente responde, y entonces nos damos cuenta de lo tontos que hemos sido por no haber sido capaces de identificar sus gritos. (Ahora es cuando me odias. :P )
Bonita entrada, by the way. :D
No, ahora es cuando sonrío y me veo encantada de que me hayas escrito un comentario. Y lo mejor es cuando yo te cuento el próximo día de qué va. Entonces tu me odiarás. A veces no es tan complicado y otras no tan simple. Lo que me sigue encantando es ver qué interpreta cada persona. Eso, es con lo que de verdad aprendo y disfruto.
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