Grita, salta, gira y ríe.
Con las manos cruzadas es feliz.
Siente, sueña, imagina y piensa.
Vestida de blanco.
Poco entiende, poco importa
de más pequeña alguien le decía:
“La risa es la única panacea.”
Sonríe y sonríe, entre
dosis y dosis.
Hoy no se ha peinado, menudo fallo.
¡Qué más da si ella es feliz!
Ni ositos, ni flores, muñecos o peluches
decoran su cuarto. Ni siquiera
una dulce ventana o un amargo armario.
Blanco. Siempre blanco.
Todo blanco.
Impoluto
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