Temerosa
Temerosa pero llena de curiosidad abre lentamente la puerta… Poco a poco… Despacito, sin prisa. Observa desconfiada las nubes que hay allí fuera. Fija la vista en el verde de la tierra. Se mueve sinuosamente, lo sabe. Le atrae, pero teme. Inspira profundamente y sonríe levemente. Acaba de relajar sus pobladas cejas. Da un paso adelante. Y otro. No hay prisa, poco a poco. Vuelve a llenar los pulmones, su pequeño pecho se infla y sonríe un poquito más. Uno, dos y tres…, roza la hierba con sus pequeños pies. La siente, cierra los ojos e imagina ese rocío de la mañana acariciando a su nueva amiga. Desciende desde lo alto de la escalera y arruga sus redonditos dedos. El aroma, el tacto, las sensaciones, lo que percibe y lo que siente. Le gusta. Le gusta su nuevo descubrimiento. Le gusta la aventura. Mira al horizonte, extiende los brazos a lo alto y mientras juega con su risa empieza a corre y a girar, a saltar y a brincar. Tenía el mayor de los regalos y de los juguetes en frente de su naricita pero nadie se lo había enseñado. Ja, ja, ja, ja. Ríe a carcajadas, salta y brinca, cae rendida en los brazos de su nueva amiga. Tumbada, echa la cabeza un poco hacia atrás y mira a un enorme árbol. Mira, se sienta, arriba y corre. En un abrazo indescriptible se funden niña y naturaleza.