Un pequeño lujo
- Sí.
- ¿Estás segura?
- Sí.
- ¿Lo tienes del todo claro? Que luego ya sabemos lo que pasa.
- Sí. Lo de siempre.
- Exacto. Piénsalo bien. Yo creo que no lo has pensado bien que sólo has visto lo divertido y lo positivo. ¿Has pensado en los contras?
- … Sí, claro.
- Ya verás como no te resulta fácil. Te lo digo yo que también he pasado por lo mismo y que sé cómo se piensa con esa edad. Escúchame que sé lo que me digo.
- Ya…
- Tú verás eh, yo no quiero influirte ni hacer que cambies de idea, simplemente es para que lo sepas.
- Sí, se nota, se nota.
- Lo dicho piénsalo antes de tomar una decisión.
- No.
- ¿Ahora no? Ves como lo sabía.
- No. Digo que no tengo nada que pensar porque ya he tomado mi decisión, que no hemos pasado por lo mismo, que no hemos vivido lo mismo, que no pensamos de la misma manera, que no me voy a equivocar ni a arrepentir. Que no cambio y que me mantengo firme. Gracias por tu interés y preocupación, pero créeme cuando digo que sólo yo sé lo que quiero. Así que si no te importa, tanto como si sí, me voy a permitir el lujo de no dudar y de estar segura y decidida. Nos vemos ¿vale? Hasta luego.
- A… adiós.